Juan Ingaramo “Tengo el deber ante mí de hacer canciones”

Juan nos recibe en la casa, donde se toma soda. No está tomando café ni mate por el calor. 

Empieza a contarnos de él recordando su ciudad de nacimiento: Córdoba. Y cuenta que hasta los 15 jugó al futbol en inferiores de la AFA, que su padre es músico como también su abuelo, ambos muy conocidos y respetados en Córdoba. Recuerda el piano en lo de su abuelo ‘Mingo’ y la música que creció escuchando: Jobim, Piazzola, Spinetta, The Weather Report, Herbie Hancock y Miles Davis.

Después del colegio, estudió 2 años de composición en la Universidad de Córdoba y se vino a Buenos Aires con 3 amigos con quienes tenía una banda. Se llamaba ‘Buen Tren’, eran fans de los Strokes y soñaban con tocar en Niceto. Para Juan, en ese momento, fue clave salir de Córdoba, poder hacer su camino. Si bien ser ‘el hijo de Mingui‘ le abrió un montón de puertas, Juan quería hacer otro tipo de música, encontrar la que le era propia. Vivió durante un par de años en San Telmo con sus compañeros de banda, tocaba la batería determinado a convertirse en una gran sesionista (estudiaba 6 horas por día, obsesivo-militar mode) y también estudiaba piano con Claudio Cardone (tecladista de Spinetta). Tiempo después, fue percusionista de Lito Nebbia por 2 años.

¿Cuándo decidiste dedicarte a la música? La verdad es que no tuve un momento en que lo decidí… tampoco fue automático, simplemente ya lo tenía asumido.

Un buen día, uno de los de la banda, el que componía las canciones, se volvió a Córdoba. A partir de esto, fue natural probar componer. Eventualmente, la banda se disolvió y Juan siguió componiendo, ahora bajo su nombre. Para cuando se dio cuenta, su camino como artista ya había arrancado. En el 2012 sacó su primer EP de 4 temas.

¿Quién fue la primer persona que creyó en vos? Rafa Arcaute, gran productor. Después mi viejo, que siempre fue una fuente consulta y de compartir… nos compartimos el proceso de la música.

 

“No estoy de acuerdo con esa idea del músico como un ser especial. La música para mí es una especie de servicio, un tipo de función pública, es dar algo. Es también un gran amor que tengo, me apasiona y vivo para ella, le doy el 100.”

 

¿Un deseo? Hacer música que me encante y que a la gente le guste. Está pasando, pero que siga pasando. No sé si deseo algo más grande.

 

“Las redes son una herramienta más, no hay que dejar que te morfen. Y a medida que vas creciendo lo entendés mejor. Obvio uno tiene sus tropezones, las contradicciones de la lucha diaria, el ego.”

 

¿Un mito que hayas derribado? El mito del éxito, que estoy tratando de derribarlo pero no lo derribé todavía. Digo el mito del éxito como esa ‘llegada’… que no existe.

¿Y qué crees que es el éxito? La felicidad y eso es lo que siempre estás buscando.

¿3 características tuyas? Que no me gusta mucho hablar de mi mismo, que soy mental pero también sentimental, las dos cosas.

“Una vez que viene la inspiración hay que trabajarla. Stravinsky decía que la música es 10% de inspiración, 90% trabajo. Aparece pero después te tenés que poner a laburarla y esa es la verdadera composición. Ese laburo es hermoso.”

 

¿Un buen consejo que te hayan dado y quién te lo dio? Una vez me dijeron ‘Solo tienes este tiempo’ y me pareció muy bueno, me lo dio un periodista cordobés que se llama Alejandro Mareco.

¿Un rasgo de nuestra generación que te cope? La búsqueda.

¿Algo que te cause gracia aunque se repita mil veces? Los tropezones, los míos y los ajenos.

¿Te gustaría ser más….? Alto.

¿Un toc? Tengo muchos, soy capricorniano, soy medio obsesivo. Si tengo que elegir uno, me gusta tener las manos limpias.

¿Cómo desenchufas? Jugando al futbol.

¿Una palabra que te guste decir? Me di cuenta que en mis temas uso mucho la palabra ‘corazón’.

¿Una cualidad que te reconozcas? La perseverancia.

 

“Trato de estar atento a cómo evoluciona la música y de qué manera yo tomo esa nueva forma. Identificándome, viviéndolo de manera orgánica.”

 

¿Una moda que te gustaría que vuelva? Difícil porque ahora volvió todo. Los collares con letritas, era tu nombre pero en chapitas.

¿Qué buscas transmitir con tu música? Generar algo. No me importa qué, ese tiene que ser el motor… generar disfrute o placer o incomodidad. Prefiero que te parezca una mierda a que te genere nada.

¿Qué consejo le darías a tu yo de 15 años? Que aproveche esa libertad.

¿Un libro que recomiendes? Hay uno muy lindo que leí hace poco que se llama ‘El origen de la tristeza’ de un escritor argentino que se llama Pablo Ramos que es muy bueno a otro nivel.

¿Qué te tiene entusiasmado actualmente? Mi próxima música.

¿Un aroma de la infancia? El bolsillo del guardapolvo del colegio que olía a galletita.

¿Tu comida preferida? El lomito cordobés, es tan único. Es pan, mayonesa casera, jamón, queso, huevo a la plancha, la carne muy finita, lechuga y tomate. Acá no lo hacen. Cada vez que voy a Córdoba lo primero que hago es ir a comer un lomito.

 

“Si no sos vos el que tira, nadie va a venir a decirte: ‘tenés que hacer canciones’. El mundo no necesita de mis canciones, soy yo el que tiene que salir a ofrecerlas para que se escuchen. El mundo sí necesita de música pero no de música. Entonces si yo no lo hago, nadie va a venir a pedírmelo.”

 

Si no te hubieses dedicado a la música ¿a qué crees que te hubieses dedicado? Sería jugador de futbol.

¿Cómo describís tu estilo? Pop.

¿Algo que no puedas dejar de acumular? Ropa.

¿Por qué te gustaría ser recordado? Por buen amigo, por buen novio. Por bueno.

¿Una mente creativa que admires y por qué? A mi novia, que es actriz. Generan otra realidad sin nada más que ellos mismos. Con lo que son una persona pueden ser otra.

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