
Clarita Cao: “Soy la antítesis del plan”
Habla fuerte y a mil por hora, a esa velocidad nos cuenta los últimos años de su vida en los que trabajó sin parar un minuto y encontró su vocación. Se siente súper identificada con la creatividad en sí. A lo largo de su vida siempre se mantuvo ocupada entre cursos de arte y clases de música. Terminó el colegio y arrancó Diseño Gráfico en la UBA, en simultáneo empezó a trabajar para su tía, Jazmín Chebar, que le dio una oportunidad para hacer de todo un poco.
Un verano se iba de viaje con amigas a Costa Rica y se compró una cámara para empezar a sacar fotos. En año nuevo, gracias a la explosión de un petardo, terminó vendada con la instrucción médica de no meterse al agua ni tomar sol: se pasó un mes entero en Costa Rica con la cámara en mano, aprendiendo sola, sacando fotos sin parar. Mucha práctica y mucho tutorial en Youtube.
Al tiempo, un amigo le propuso ir a su boliche (Dover) a sacar fotos. Ese viernes fue el primero de cientos y la punta del iceberg: la empezaron a llamar de otros boliches y empezó a generar una movida con las fotos que sacaba en la noche y al día siguiente compartía en Facebook bajo el slogan ‘Keep Smiling’. Logró una revolución y le voló la cabeza a sus coetáneos. Se convirtió en fotógrafa de oficio.
A partir de entonces empezaron a llamarla para casamientos, fiestas y eventos. Llegó el punto en que la cantidad de trabajo se le fue de las manos: seguía yendo a la facultad, de día trabajaba en Jazmín Chebar y de noche era fotógrafa. Cuenta que prácticamente no durmió por tres años, y que fue ahí cuando decidió largar la facultad.
“Soy la antítesis del plan”, confiesa. Nada de lo que venía haciendo fue parte de una estrategia. Clari no proyectaba convertirse en fotógrafa y cada trabajo que tomaba lo hacía con un 200% de dedicación, detalle y energía. Transmite compromiso y responsabilidad pero no de una manera estructurada. Es un torbellino de energía. Es fresca, espontánea y siempre se proveyó su propio aprendizaje. Fue descubriendo su estética y estilo en el hacer, de manera intuitiva.
Cuenta sobre sus últimos años con fervor: a todos los trabajos decía que sí , se mantenía sola y buscaba estar constantemente enterada de lo ‘último’ a nivel tecnología y redes sociales.
“La caminata de una novia al altar son segundos irrepetibles, no hay segundas oportunidades para hacerlo bien. Después de eso, no tenés miedos”
Hace dos años, en un salto de fe en sí misma y arriesgada, renunció a Jazmín para dedicarse a ser fotógrafa, confiando en que le iban a salir los trabajos que necesitara para llegar a fin de mes. Y así fue. Dicen que el universo hace, pero hay que darle margen para jugar.
Cuenta sobre cómo hacer casamientos la preparó a funcionar bajo presión: “La caminata de una novia al altar son segundos irrepetibles, no hay segundas oportunidades para hacerlo bien. Después de eso, no tenés miedos”. Es una entendedora del valor agregado, de hacer el esfuerzo extremo de terminar un casamiento y editar las fotos inmediatamente para que la novia las tenga al despertarse al día siguiente. Clari hace con lo que tiene y sobre la marcha lo va puliendo. Pero no se queda quieta y aprende rápido. Una sola vez llegó tarde a una fiesta de quince, y sirvió de lección rotunda: ahora llega con dos horas de anticipación a todos lados.
Gracias a su debilidad por la tecnología, debe haber sido de las primeras argentinas en comprarse un drone. Sin saber usarlo, le pidió a su novio que lo maneje y empezó a sacar fotos desde ahí. A raíz de esto, conoció a Rodolfo Pirovano: él necesitaba un drone extra para un trabajo y ella lo tenía. Sin dudarlo y sin conocerlo, le dijo que sí, y se subió a un avión con cuatro desconocidos. Fue ese el inicio de una nueva etapa: la de generar contenido para marcas, y la de trabajar en equipo con este grupo de droners que rápidamente se convirtieron en amigos. “Nunca antes me pasó de trabajar con gente que estuviera en la misma que yo, de potenciarse mutuamente todo el tiempo: el otro hace que tu foto salga mejor, y vos hacés que le salga mejor su foto. Todo muy positivo”, admite.
Es fan de mostrar el ‘back’ de las cosas, quizás porque en su vida tampoco vende humo y anda con los pies en la tierra. Nunca da nada por hecho, no cree en las fórmulas mágicas y siempre está probando cosas nuevas. Se apoya muchísimo en sus hermanos y recibe sus críticas desde el deseo real de ser cada vez mejor, eso es clave. Coincidimos en la importancia de probar y experimentar sus propias ideas, de dejar fluir la creatividad y de agradecerla, porque es su aliada fundamental.
“Es como que hay alguien todo el tiempo diciendo me gusta o no me gusta tu trabajo”, explica sobre la presión que significa exhibir lo que hace en las redes sociales, a vistas de miles, teniendo una respuesta inmediata a algo que llevó mucho tiempo y dedicación.
¿Cómo describís tu estilo? Intento no hacer lo que hace todo el mundo, aunque sea bastante difícil.
¿Cuáles son tres características que hablen de vos? Espontanea 100%, alegre y ansiosa, muy ansiosa.
Si pudieses tener un superpoder, ¿cuál sería? Teletransportarme.
¿Quién fue la primer persona que creyó en vos? Paco, mi hermano.
Te gustaría ser más… organizada, y más cuidadosa con la cámara.
¿Cuántas horas estás por día en Instagram? Miles… ¿cuántas horas estamos despiertos por día? (risas). Entraré cada 15 minutos, pero cuando estoy en producciones no entro en todo el día.
¿Qué te inspira? Un poco de todo. Me puede inspirar una película, por ahí vi una toma que me divirtió y la uno con lo que estoy haciendo y lo aplico. Las ideas vienen en cualquier momento. Quizás estoy en un avión y vi algo, y lo anoto para no olvidarme. Muchas veces una idea que parece increíble termina siendo un horror cuando la quiero aplicar.
¿Qué es lo mejor y lo peor de viajar? Además del viaje en sí, lo mejor para mí es volver. Cuando volvés empezás a valorar tu casa de la que ya estabas aburrida, a tus amigas que capaz las venías viendo todos los días, y siempre tenés algo nuevo para contar. Lo negativo, es que te desorganiza mucho… el cambio de valijas, nunca llegás a lavar la ropa, te perdés muchas cosas del día a día. Yo lo tomo como que es un momento: a esta edad, al no tener nada fijo, lo puedo hacer, pero no lo haría toda la vida, es una vida nómade.
¿Un logro? Estar trabajando de lo que me gusta.
¿Un ritual que tengas? Antes de irme a sacar fotos estoy tres horas pensando en no olvidarme de nada: la cámara, el cargador, la tarjeta y el flash. Llego al auto, vuelvo a abrir la mochila y chequeo tener todo.
¿El plan irresistible? Tomarme una birra con amigos.
¿Una mente creativa que admires? La de mis hermanos.
¿Un pendiente? No pienso mucho a futuro. No soy de decir ‘en un futuro quiero…’, se va dando. La verdad es que lo que hago ahora es lo que me hace feliz, y no pienso para adelante.
¿Una película o documental que te haya flasheado últimamente? Abstract, la serie de Netflix.
¿Qué cuentas de Instagram recomendás? Recomiendo seguir a mis amigos que, para mí, ¡son los mejores! @rpirovano, @juanchiroisman, @jacktheartist, @donhkoland y @diegoweisz. Para reírme me gustan @santimaratea y @pablo_grana .